«Os lo repito: ¡Estad siempre alegres!»
Así exhortaba desde su prisión romana Pablo de Tarso a los cristianos de Filipos, convencido como estaba de que su fe en el Señor era mucho más poderosa que la coyuntura adversa en que se encontraba y que, por tanto, las contrariedades no podían hundirlo en el abatimiento. El entusiasmo no es negociable, y la Esperanza es una virtud cristiana tan prescriptiva como la Fe.
Hoy, pese al barullo electoral, las rebajas de calificación, la crisis de deuda de EEUU, la conocida prejubilación millonaria de la última Caja intervenida y las subidas de sueldo de los máximos directivos de grandes empresas, yo también quiero llamar a la alegría. Hoy mejor que en cualquier otro momento.
Hoy quiero, como Manolo Tena, sacudirme la fama de agorero que me adjudican algunos críticos, amigos y colegas -no en vano, que tildaran el presente blog de «más catastrofista que la sección de ciencia del ABC» fue un golpe bajo del que a duras penas trato de reponerme.
Y es que todas las recesiones o depresiones económicas (por no decir las «crisis», en cuyo concepto mismo está su condición perentoria) son pasajeras, y también la nuestra de ahora lo será. No hay mal que 100 años dure ni cuerpo que lo resista. Somos un país rico y, pase lo que pase, no sonarán en nuestros oídos las trompetas del Apocalipsis.
Gráfico 1: S&P entre 1929 – 1945 y de 2000 a 2011 (Fuente: Dshort)
Además de ser pasajeras, las crisis en el capitalismo no generan sufrimiento en todos los individuos. De hecho, hay muchas historias de éxito que nacieron en momentos así: constituyen ejemplos notorios los de Unilever (1930), Disney (1934), Microsoft (1975), Apple (1976) o incluso Google (1998), que experimentó su mayor crecimiento tras la explosión de la burbuja .com.
Además, el mundo no está en crisis y, antes de que los bancos centrales se dedicaran a intentar taponar los agujeros de los imprudentes, el ritmo al que millones de personas salían de la extrema pobreza era el más elevado de la historia, especialmente en Asia -con China e India como protagonistas.
Gráfico 2: Crecimiento mundial 2000 – 2011 (Fuente: Banco Mundial)
Pero que estemos alegres, seamos entusiastas y creamos que lo mejor siempre está por venir (y que sin duda vendrá) no debe convertirnos en criaturas ingenuas, ni debe sumirnos en un jolgorio atolondrado que mine nuestra capacidad de crítica -y por cierto, cuánto mejor expresarla tirándonos de las barbas o incluso profiriendo alguna blasfemia que indignarnos o sumarnos a la grey okupa con Llamazares como profeta.
Las salidas de la crisis de deuda siempre se resuelven impagando parte de la misma. Si los ordenamos atendiendo a su valentía y eficacia, tendríamos los siguientes tipos de solución:
1) Ajuste rápido con liquidación y/o quiebra de las entidades en problemas, o quita en su deuda y cambio (y en su caso decapitación) de sus gestores evitando dilatar los problemas (Suecia, 1992; Islandia, 2009).
2) Ajuste vía inflación/devaluación con empobrecimiento generalizado y expansión del gasto público (Latinoamérica, años 80).
3) Ajuste lento prolongando el crédito a instituciones zombies (Japón, años 80).
Mi preferencia por la primera opción es indiscutible. Tratar de eludir los problemas o no extirparlos de raíz, como en los casos 2 y 3, sólo los alarga y agrava, si bien es verdad que, al quedar repartidos entre toda la población, algunos -los menos- se benefician: una socialización conservadora donde los poderosos, el stablishment, pasa factura a toda la sociedad -en cómodos plazos mas con fuertes intereses.
Hasta este momento, hemos ensayado las vías 2 y 3 sin éxito. Algo parecido a la primera receta es lo que se quiere aplicar ahora con el último decreto del FROB; pero llega tarde, su ejecución es tibia y se está implementando con excesivos titubeos. La patata caliente será para el siguiente (como decía hace poco Llamazares, en uno de sus siempre refinados análisis macroeconómicos).
Creo que en España aún se podrían hacer bien las cosas; tarde y con muchos más daños de los necesarios, pero esquivando males mayores. Aunque decidamos dispararnos un tiro en el pie, o nos lo peguen nuestros socios europeos o americanos, siempre nos quedaría mirar el lado bueno de la vida (vean el vídeo en el enlace: muy, muy recomendable).
Bueno, es verdad que venías siendo un poco agorero, pero cuando se hace con datos y con rigor se llama realista.
Si es verdad que nos va mal de forma relativa. Con todos los apuros que se puedan pasar (yo ninguno, lo reconozco) la mayor parte de la gente tiene mejor coche, más comodidades, más canales de TV, más oferta cultural, mas… de todo, que hace 30 años.
Estamos con el pataleo de que nos bajen del Lincoln y nos dejen el Ford, aludiendo al (autoconcebido) mediocre presidente.
Enrique, creo que vives bastante alejado de la realidad del ciudadano medio. No es que le bajen del Lincoln, es que le echan de su casa y además tiene que continuar pagando la deuda. Hablamos de un 20% de paro, de salarios de risa, de estar desmontando la sanidad y la educación pública.
Bájate de tu lincoln y mira lo que hay a tu alrededor y no las mentiras que te cuentan desde tu tdt.
Hombre, Pedro, hay que intentar no tener tantos prejuicios. Soy ciudadano medio, tan medio que vivo en la zona más barata de mi ciudad en un piso de 60 m2. Por eso no tengo apuros, porque me compré lo que podía pagar. No me puedo bajar de Lincoln porque directamente me compré un Ford.
Los salarios serán de risa, pero es verdad que la risa depende del nivel de deudas en las que te embarcas. No olvides que la mayor parte de los controladores aéreos eran sinceros cuando decían pasar «apuros económicos». Seguramente algunos tendrán un nivel de deuda que no pueden asumir, pese a sus fabulosos salarios.
La sanidad pública la conozco perfectamente porque trabajo en ella, y te digo que es imposible seguir con este modelo de gestión, porque los trabajadores derrochamos (primera persona del plural, para que no digan que veo la paja en el ojo ajeno) mucho, producimos muy por debajo de nuestras capacidades, no cumplimos los horarios, estamos conectados directamente con las empresas farmacéuticas (con beneficios personales, lo que va incluso contra el Estatuto Básico del Empleado Público)…
Yo no quiero que se privatice la sanidad, pero te digo que no podemos seguir por este camino. Hemos tenido rachas de varios años aumentando el presupuesto sanitario en la Comunidad de Madrid un 13% al año. Y eso no es asumible.
Además, no todos los modelos sanitarios son ya iguales, por lo que no creo que se deban hacer generalizaciones. Cada comunidad es distinta.
Por otro lado, en mi área sanitaria, nos manifestamos contra la reducción de camas del hospital de zona. Aquí viven más de 1.000.000 de personas. Se hicieron rondas con coches con altavozes durante días para convocar, se repartió propaganda entre los ciudadanos y los trabajadores, se colocaron carteles, colaboraron las asociaciones de vecinos… Menos de 200 personas acudieron, entre ellas yo y tres trabajadores más. Seguramente muchos de los que leen tu comentario y están de acuerdo contigo, pudieron ir a esa concentración porque les llegó la convocatoria, pero no lo hicieron.
Las manifestaciones en defensa de la sanidad pública son minoritarias. Nadie va.
Yo mismo denuncié con pruebas, en la primera página de El País, el domingo, día de máxima tirada, cómo la Administración Sanitaria había dado órdenes para falsear las listas de espera para que cuadraran con el límite de 40 días que había prometido. Nadie preguntó nada. Nadie se manifestó. Nadie se «indignó».
Por eso, a todos los que en estos días se acuerdan de la sanidad pública y se ponen más a la izquierda que nadie, les pregunto ¿dónde estábais cuando todo esto ocurría? Yo llevo años haciendo esto y me encuentro bastante solo. Por favor, Pedro, no te des por aludido en esto, que yo no te conozco. Es un comentario más general.
La sanidad la conozco muy bien por dentro y como usuario, no por la tdt que tú supones que veo. Por cierto, ya que hablaste de salarios de risa, te diré que no es precisamente en la sanidad pública donde se cobran salarios de risa. Cobramos más, con menos jornada anual y con condiciones más ventajosas que en la sanidad privada. Esto no es lógico ¿verdad? Y eso que nos han bajado el 5% (falso, bastante más. El 6% de media y el 30% en las pagas extras en mi categoría).
Lo que no hay es que dejarse engañar. Cuando nos quieran tocar el sueldo, sobre todo a los médicos, y hacernos cumplir el horario, y producir a un nivel más decente… Montaremos un pollo gigantesco. Eso sí, será en defensa de la sanidad pública. Y todo el mundo tan contento.
No debes caer en la tentación de acusar a los demás de estar contaminados por la tdt, que hoy día es lo mismo que seguir el discurso más rancio y derechoso posible, sólo porque te parezca intuir un tufillo facha.
Yo voto a Izquierda Unida en las elecciones políticas, a Comisiones Obreras en las sindicales y corrí delante de los grises. Hala, ya tengo el carnet de izquierdista. Ahora puedo acusar a los demás de fachas, aunque yo cuente chistes de maricones, diga eso de no soy racista «pero…», no mueva el culo nada más que si mi equipo gana la liga, deje que mi mujer se deslome en mi casa, etc.
Espero que te des cuenta de lo nocivo que es aplicar etiquetas con tanta ligereza.