En nuestros días, la hipérbole publicitaria ha cedido paso a la antilogía: inversiones seguras, préstamos cómodos y crecimiento sostenible no son expresiones que resuenen ya en nuestros oídos con el aire de paradoja que sin duda tienen. Como por aquellos ya lejanos días de las Azores, cuando se enarbolaba la bandera de la paz para hacer la guerra: en la mejor tradición del elixir de la eterna juventud, la sinestésica soledad sonora o el muy fílmico amor feliz.
La antilogía, la figura literaria que caracterizaba el doblepensar de 1984, es tan habitual en la publicidad comercial y política que padecemos cotidianamente que su naturaleza retórica pasa ya desapercibida. Con las aspiraciones personales cotizando en máximos históricos y el estado de penuria que atraviesa el otrora elogiado espíritu de esfuerzo, no es de extrañar que, si se nos pone a tiro, nos arrojemos de cabeza a la marmita donde el druida Panoramix cocina su poción mágica.
Y en este contexto retórico-emocional en absoluto desentona la Sociedad Pública de Alquiler que, para contener la hemorragia inmobiliaria que amenaza con desangrar al país, inventó la panacea universal que se afanaban en buscar los grandes curanderos, alquimistas, políticos y economistas de todos los tiempos: el «alquiler garantizado», a salvo de inquilinos morosos, inconstantes, indeseables o inexistentes.
Pese a su tinte innovador, brindar seguridad o rendimientos extraordinarios es una fórmula añeja para tratar de contener los estragos perpetrados por mercados adversos:
Gráfico 1: Publicidad de Sofico en los años 60 – 70
También Fincas Corral garantizaba la recompra de la vivienda vendida si perdía valor, pero ni aun con esta promesa -o quizá precisamente por ella- supo esquivar la quiebra. Lo que sí constituye una novedad pasmosa es que el propio Estado actúe de modo análogo a ciertas iniciativas empresariales dudosas, lo cual debería ser objeto de reflexión honesta.
Y es que, al igual que en aquellos otros lances, las promesas imposibles estaban llamadas a desvanecerse, y el sueño del alquiler garantizado desembocó en la pesadilla del SMS preventivo: lean ustedes (si son capaces de descifrarlo) el mensaje que reciben en sus teléfonos móviles los confiados usuarios de la Sociedad Pública de Alquiler cuando han de despertar a la realidad de la rescisión unívoca del contrato:
«Relativo contrato gestión para alquiler de su vivienda suscrito con SPA tras informarle desocupación último inquilino hasta hoy SPA ha cumplido encargo gestión integral de arrendamiento según Claus. II. 8 posibilitando por todos los medios nuevo alquiler con publicación destacada web SPA/sucesivas bajadas renta incluso por precio inferior a cuota que SPA debiera pagarle asumiendo SPA gestión a su coste con fin de recibir interesados. No tenemos interesados con el mercado actual se produce desequilibrio entre prestaciones y debemos redefinir el contrato ofreciéndole servicios “alquiler con garantías” entendiendo acepta sin aviso fehaciente contrario en 7 días. Le llamaremos explicándole este modelo de gestión y puede contactarnos en 914178110.”
Si alguien quiere seguir esta triste historia, sepa que los afectados por la SPA se están agrupando en redes sociales y envían denuncias al defensor del pueblo y a los juzgados. Su caso se ha recogido en los medios, pero con escasa repercusión. Es especialmente triste porque aquí los estafados no tienen que vérselas con un empresario usurero que enciende olorosos Habanos con billetes de 100 euros: se trata sencillamente de súbditos adulados y traicionados por su gobierno.
Nombres ilustres en el mundo de las finanzas, de Afinsa a Madoff pasando por Ponzi o el célebre chacinero de Trévelez, han labrado su fama y su fortuna a base de curtirse en la milenaria técnica de captar inversión para su gasto corriente garantizando seguridad y rendimientos elevados: es decir, prometiendo lo que no estaban en condiciones de cumplir.
En el fondo sabemos que «oculto tienen los dioses el sustento de los hombres», pero nada más fácil que dejarse seducir por los cantos de las Sirenas. Vayan estos versos del indignado Sabina para prevenirnos contra las promesas amorosas de los Valmont o los Casanova -o para edulcorar nuestra frustración si ya hemos caído en la celada: que no te compren por menos de nada, que ser cobarde no valga la pena, que los que esperan no cuenten las horas, que ser valiente no salga tan caro.
Sería de agradecer, que ántes de meterlo todo y a todos en un mismo saco, como es el caso al mencionar a Afinsa junto a Ponzi, se hiciera un serio esfuerzo por informarse con el rigor debido, con tal de no caer en ese trágico error que se asemeja mucho a la difamación y a la calumnia.
Es cierto, que la versión oficial, respaldada por los medios de comunicación afines y promovida por un Gobierno interventor y corrupto, caló bien hondo hasta hoy en día, en toda la opinión pública de éste país. Pero no es menos cierto, que lo que se suponía, inequívocamente, como un hecho tan cierto como probado hace ya más de cinco años, se ha ido diluyendo como un azucarillo, en ese erial pantanoso de la politizada Justicia que padecemos en España.
Sugiero, por ello, la lectura de una obra titulada «El Saqueo de Afinsa» – La Verdadera Historia de una Intervención. Un ensayo, plagado de pruebas documentales inéditas y desconocidas para la mayor parte del público abducido. En éste libro se relata el más siniestro trasfondo de una operación con intereses político – financieros, que a más de uno ha dejado en un estado de descolocación perenne, causado por los insospechados «pactos turbios» y tramas perversas, que aún en nuestra época, se deslizan con total impunidad por los entresijos ocultos del Poder establecido.
Buen resumen, Andrés.
Siempre me sorprenderá cómo el ser humano vuelve a caer una y otra vez. Cada vez que salta a la luz alguna de estas «quiebras», nos sorprendemos y pensamos que sí, que esta vez es la última… Hasta el próximo telediario.
Quizá algunos saben muy bien que el espíritu humano nunca cambia, y ya se están aprovechando de ello «garantizando» rentabilidades imposibles a los siguientes pardillos…
Por cierto, muy bien visto el actual «doblepensar» orwelliano en el que vivimos… Desde luego, no puedo evitar que me asalten las náuseas cuando veo la publicidad de esos nuevos «bancos» que existen gracias a que papá estado les rescató con mi dinero (y sin mi permiso), mientras se suben el sueldo y los bonus…
Muy buen aporte Andrés:
Ha quedado muy claro que el estado no tiene ningun problema para actuar como si una empresa privada fuese, donde para conseguir rentabilidad a un proyecto no tiene ningún reparo para cometer atropellos (especialmente la gente mas indefensa).
Animo a todos esos afectados por la SPA. Si existe justicia, aquí debería rodar alguna cabeza política.
Señores políticos díganlo claro, la SPA no es un proyecto viable. Hemos cometido un error y debemos parar con esto. Lo siguiente será hacer frente a las denuncias de todos estos ciudadanos (que tienen toda la razón del mundo y vosotros políticos lo sabéis), lo cual supondrá con toda seguridad un buen arañado a las arcas del estado (me río yo de la política de austeridad).
Pero ya sabemos como es este país, yo no me equivoco y la culpa siempre es de otros.
El Estado debe cumplir con sus compromisos salvo que estemos en una situación de excepcionalidad que no se ha reconocido hasta ahora.
Fue un error crear un contrato garantizado y es un error no cumplirlo.
El desastroso nivel de conocimientos de economía de la mayoría de los españoles (entre los que me incluyo) parece ser el factor principal. Nadie bien informado caería en determinadas trampas. Desgraciadamente coincido en pensar que no aprenderemos nunca, porque caemos siempre en los mismos errores. ¿Para cuando la Nueva – Nueva Rumasa?
Estamos en un país donde mucha gente sigue creyendo que Franco fue el artífice de un milagro económico.