Prozac y Ferraris

Aseguran muchos analistas y políticos que  las inyecciones monetarias y el gasto público nos salvaron de una depresión en 2008. No lo creo: es verdad que se redujo el shock, pero a cambio no se redujo el sufrimiento sino que se alargó, se socializó y se difirió. Antes de aventurarse a promover estas políticas, Paulson y, desde luego, Bernanke bien podrían haber consultado con Woody Allen, uno de los más célebres expertos en depresiones y psicoterapias.

Video 1: Diálogo entre Harry Block y Cookie Willians

– Cookie: Entonces, ¿quieres que te ate?
– Harry: Sí, átame.
– Cookie: Y te pego…
– Harry: Y me haces una mamada.*
– Cookie: Una mamada y te pego…
– Harry: ¡No! pégame y hazme una mamada. Si el orden no es el correcto no tiene gracia. Átame, pégame y hazme una mamada.

Al igual que a casi nadie se le ocurriría iniciar las tareas de reconstrucción antes de terminar la guerra o de, cuando menos, tener neutralizado al enemigo, demuestra poca soltura intelectual poner los fondos públicos destinados a los rescates en las mismas manos que los hicieron tan necesarios. Hemos de reconocer que dar el dinero a semejantes gestores para, a continuación, imponer medidas de austeridad pública que nos dejan maniatados presenta una ordenación de los factores que, como diría Harry Block, no tiene gracia.

El helicóptero de Bernanke o la manguera de gasto público que defienden Krugman o Stiglizt constituyen la estéril descendencia del híbrido maridaje entre una ramplona buena intención y una enaltecida hybris. ¿Acaso puede el Estado o la autoridad monetaria cubrir los estragos de una acumulación enloquecida de deuda privada? ¿Y de qué sirve estimular el consumo en economías que han perdido competitividad y acusan déficit exterior?

A costa de la deuda pública se ha puesto una ingente cantidad de dinero fresco en el mercado y las bolsas lo han agradecido durante un breve lapso de tiempo; pero ni rastro de una recuperación sostenida del PIB ni del empleo. Humildes tiritas para un corazón partío.

Gráfico 1: PIB USA

Gráfico 2: desempleo desestacionalizado USA

 

Sin embargo, no todo ha ido mal: el dinero fácil va viento en popa, el lujo vive una época dorada al amparo de un capitalismo tahúr (de cartas marcadas y mesas revueltas) y empresas como Ferrari han batido su record histórico de ventas -con EEUU y China como mercados más destacados.

Gráfico 3: Índice de lujo en bolsa (Fuente: Savigny)

 

Creo que la frivolidad de esta analogía no menoscaba su exactitud: más que una gran depresión, la nuestra se parece a una crisis de la edad madura conjurada a golpe de VISA, como si ante la pérdida del cabello adquiriésemos un deportivo o para responder al decaimiento del arrebol de las mejillas nos sometiéramos a un tratamiento que reafirmara a un tiempo glúteos, autoestima y esperanza. A crédito, por supuesto. Más allá del placer momentáneo que nos reportan, no parecen estas soluciones ni responsables ni efectivas -y ni nos restituirán la lozanía perdida ni nos devolverán a los tiempos de los fugaces amores estivales.

Como el neurótico judío neoyorkino, Kevin sabe muy bien lo importante que es el timing. (No se pierdan, por favor, el vídeo del enlace de la homónima canción de Kevin Johansen).

*Traduzco blowjob como «mamada» porque es la solución más correcta, frente a la políticamente correcta por la que opta el doblaje.

 

 

 

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