Ven y cuéntalo (programas económicos para las elecciones en un contexto global)

A estas alturas del siglo, decir que las causas (todavía no atajadas) de la gran recesión (2008-…) son el exceso de deuda y la sobrevaloración de activos parece una trivialidad. Pero si miramos las recetas económicas que ofrecen la mayoría de los partidos políticos de cara a las inminentes elecciones, la necesidad de recordarlo es apremiante.

¿Puede el gobierno de España resolver los problemas económicos que nos atenazan? No. Conviene decirlo claramente, porque el paternalismo de izquierdas, de derechas o nacionalista cotizan al alza y sus pontífices viven (muy bien, por cierto) explotándolo.

Pero lo que el próximo gobierno sí puede, y debería hacer, es aligerar el lastre que sufren los ciudadanos para que su esfuerzo permita recuperar la senda del crecimiento e incrementar la igualdad de oportunidades. Voy a destacar algunas de las fórmulas que servirían a este fin (ajeno a la política partitocrática aún en vigor) de aligerar el lastre:

-Romper la dualidad del mercado, que protege al 8% de los nuevos contratados y olvida a un 50% de los jóvenes. Para ello se necesita establecer un contrato único de trabajo que reduzca la rotación laboral, fomente la formación e incremente la productividad.

Liquidar las entidades financieras zombies (vid. p.64) y dejar de sostener, con un apoyo inútil además de caro, un mercado inmobiliario que ni funciona ni funcionará mientras los precios no se ajusten a la capacidad financiera de los posibles compradores.

Reducción del gasto político en la administración, y reconversión (añejo eufemismo para «reducción») de la misma. A rebufo de la falsa bonanza que hemos vivido y del desarrollo de un estado autonómico que no ha tenido en cuenta la sostenibilidad del Estado, se ha constituido un aparato político que se resiste a ser reformado; pero es imprenscindible hacerlo.

-Modificación de la ley concursal para que las familias en quiebra puedan acogerse a una versión simplificada. Introducción de la dación en pago (con restricciones) para las familias en quiebra (vid. p. 226), de tal manera que su futuro quede desligado del de su vivienda, se evite su caída en la marginalidad y se propicie la continuidad de su contribución a la sociedad.

Todas estas propuestas están en el programa electoral de UPyD, que puede consultarse ampliamente aquí: www.cadavotovale.es.

¿Por qué en medio de este análisis he introducido una (hasta ahora insólita) nota de proselitismo? Pues porque la política del PPSOE conduce, como se detallará a continuación, a que el FMI se haga una bonita alfombra con nuestra soberanía (una preciosa alfombra, aunque algo retro, de piel de toro), y semejante circunstancia constituye un peligro que debemos tratar de conjurar con todas nuestras fuerzas.

En el debate del pasado 7 de noviembre, los ejes en los que los dos grandes partidos españoles cifraban las esperanzas de recuperación ignoraban de plano el contexto internacional y carecían de las mínimas dosis de sentido común:

-En primer lugar, el PP, tal y como ya se ha adelantado en entradas anteriores de este blog, basa su programa de recuperación en una vuelta a las esencias del 96, a saber: una reducción del gasto público que permita atraer nuevo crédito, que impulse la actividad económica y que sostenga el sector inmobiliario. La gestión de la comunidad valenciana o el ayuntamiento de Madrid, así como la proliferación de anuncios de ayudas y ausencia de recortes, contradicen de entrada esta propuesta. Pero lo más grave no es que sea falsa, sino que vaya en serio, pues no asume la realidad de que los inversores internacionales no solo no desean aumentar su exposición crediticia a España, sino que más bien anhelan (con cierta ansiedad) reducirla: atendiendo a fundamentales, España ha recibido mucho más crédito del razonable, de manera que seguir apostando por el endeudamiento no es viable, y no porque no garantice el crecimiento (que tampoco), sino sencillamente porque esta vez no se va a encontrar tan fácilmente a algún incauto que financie la deuda. Tal política no sería sino una especie de Plan-E petrificado en el tiempo -si es que tal pesadilla puede sostenerse, que ya veremos que no. Y es en el hipotético crecimiento que esperan obtener de la concesión de nuevos créditos donde ponen su esperanza de esquivar los recortes… que finalmente, es previsible, acabarán haciendo -aunque, como ya viene siendo habitual en sus gobiernos, en ningún caso afectarán a los cuadros de su propio partido (¿o es que alguien ha visto recortes en la Televisión de  Castilla La Mancha, o entre los afortunados asesores de Cospedal?).

-Por su parte, el PSOE trata de minimizar los ajustes para «no dejar a nadie atrás». Tan gallarda resistencia es de una hidalguía loable, bien es verdad, pero el hecho es que no acometer los ajustes enquista los problemas y deja irremediablemente atrás una estela de 5 millones de parados. Además, al igual que ocurre con el PP, el supuesto de partida no se cumple, pero de nuevo esto no es lo más grave. Lo peor es que la propuesta sea genuina: pues demorar el ajuste del déficit dos años más parece mucho menos previsible que un aterrizaje del FMI. Que se vaya a crear empleo mediante impuestos a la banca es falso, pero además ni cuadra con lo ya aprobado en el FROB ni tiene en cuenta los compromisos posteriores que se puedan asumir con las cajas. La banca va a seguir siendo receptora de fondos, entre otras cosas porque sus directivos salen de sus propias filas: los gestores de más del 50% de los bancos y cajas han sido cargos políticos y en buena medida socialistas y, como todo el mundo sabe, a tan brillantes servidores de lo público (y amigos de lo ajeno) se les indemniza millonariamente por quebrar entidades centenarias.

-El programa de IU de expansión del gasto público implica la salida del Euro, salvo que una constelación estelar más memorable que la que entusiasmaba a Pajín ponga a los eurocomunistas al timón de Europa. Por lo demás, sus propuestas económicas no merecen más análisis que el laicismo de Rouco Varela, aunque pueden resumirse en que (paradójicamente) incurren en el mismo error que los partidos mayoritarios: no tienen en cuenta ni el marco internacional ni la situación especialmente delicada de España.

-Los nacionalistas no tienen un proyecto estatal ni se les debe exigir: en su miope orientación política, buscan meramente el interés de su propio territorio y todo lo que esperan de las elecciones generales es ser decisivos en el gobierno nacional, como lo fueron en 1996 (¿se acuerdan que Aznar presumía en público de hablar catalán en la intimidad?), 2004 y 2008. En su propia lógica instrumentalista, habría que recordarles -sobre todo a CiU- que, aunque le arrancaran al PP un provechoso concierto económico, de poco les iba a servir si España es intervenida. Pero quizá tanta previsión sea mucho pedir: no olvidemos que Durán i Lleida propuso en un debate sobre el estado de la Nación que el Estado comprara todo el stock de vivenda. ¡Viva el seny!

Tengo la ilusión de que el 20N nos depare una gran sorpresa, y que UPyD pueda condicionar al gobierno que salga de las urnas. Pero debemos estar preparados también para un gobierno del Partido Popular -con mayoría absoluta o de la mano de CiU- que intente reinflar la burbuja. Si eso ocurre, tocará vigilar y denunciar en una legislatura previsiblemente corta y convulsa -salvo que finalmente sí que exista el famoso programa oculto, y sea totalmente contrario al publicado.

Si, por el contrario, el PP pretende cumplir sus promesas de seductor, es muy posible que, como decía, su legislatura sea corta y convulsa; que, como consecuencia de su fracaso, el FMI imponga unos recortes indiscriminados y se produzca un estallido social. Porque esos recortes no se regirán por la justicia, la igualdad de oportunidades o la prosperidad, nooooo: el único objeto del FMI es facilitar el repago de las deudas. Su solución es, por ello, simple, a granel y cortoplacista: se ceba en contratados temporales, jóvenes, funcionarios, sanidad, educación y pensiones. ¿No es preferible una reconversión de nuestra estructura de poder (ayuntamientos, diputaciones, ccaa, organismos públicos y cajas) y de nuestra adocenada clase política?

Por eso sugiero a quien tenga prejuicios sobre UPyD que piense honestamente hasta qué punto están fundados. Yo los tuve: sospechaba que el partido estaba hecho a la medida de una Rosa Díez rebotada del PSOE y que no tenía sentido un partido político cuyo leitmotif fuera la lucha contra ETA. Por otro lado, su extraña posición ideológica (¡transversal!) me hacía sospechar que decepcionaría por igual a derechosos e izquierdosos. Estaba muy equivocado: esa es una caricatura hecha desde fuera.

Estos prejuicios se alimentan del desconocimiento del partido y de la intoxicación que se genera tanto desde los partidos rivales como desde los medios que les son afines. Por no hablar del peso que la tradición electoral familiar y el absentismo mental tiene en muchos votantes. Sin embargo, me he encontrado con una posición política inteligente y oportuna (que no oportunista), y con un partido cuya vocación democrática he testado al contribuir, sin ocupar cargo alguno, en la elaboración del programa electoral mediante la redacción de enmiendas (y no fueron pocas, voto al cielo).

Por eso me gustaría, oh lector, que leyeras el programa, y más aún te pediría que, si te gusta, lo cuentes y hagas por robarle algún votante a los viejos partidos: que convenzas a uno de esos electores que tiene subcontratados sus servicios ideológicos al grupo de comunicación que, desde el que momento en que fijó su posición política, viene sistemáticamente confirmándole en ella, para que reconsidere su postura.

Si cada votante de UPyD consigue ganar un voto entre su familia y amigos, solo uno, podríamos conseguir dar un vuelco y ser determinantes en el próximo gobierno. Piénsalo: es posible.

Vota el 20N. Y que no te vendan amor sin espinas, que no te compren por menos de nada.

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4 responses to “Ven y cuéntalo (programas económicos para las elecciones en un contexto global)

  1. Pienso que estas reflexiones son acertadas… pero me temo que el voto a upyd en provincias donde no pueda sacer escaño… es un voto al psoe

  2. Discrepo, cada voto sea en la provincia que sea vale para llegar al 5% de votos para formar grupo parlamentario y poder hacer todas las propuestas que tenemos y ocupar el espacio público que nos corresponde.

    Además el objetivo es desbancar a los viejos partidos mejor pronto que tarde cada voto de UPyD es de UPyD y peor para el que vote haciendo cálculos que acaben saliendo como el final de la palabra anterior.

    UPyD va a sacar entre 2 y 6 diputados según los sondeos y los más optimistas hablan de 10, si el PP pincha puede ser decisivo y si no posicionarse para la próxima legislarura que además, ojala no, puede ser muy pronto.

    Pasad el artículo a cuanta más gente mejor. ¿Despertarán?. Ojalá

  3. Desde luego que hay que votar a la opción preferida. Tanto si tiene como si no tiene posibilidades de gobernar. Estoy de acuerdo en la necesidad de desbancar al PPSOE. UPyD junto con otras alternativas, con un PSOE y un PP extinguidos (o renovados si no hay más remedio) serían muy deseables.

  4. A UPyD le han faltado 70.000 votos (computables en cualquier circunscripcion) para tener grupo propio a pesar de tener 1,3 millones de votos.

    El voto util es y sera al mejor proyecto pese a leyes electorales tan desequilibradas como la que tenemos.

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